l Calor intenso: evita dejar la bicicleta expuesta directamente al sol durante largos períodos, ya que el calor extremo puede afectar los componentes plásticos y de goma. Si es posible, guárdala en un lugar fresco y protegido del sol.
l Lluvia y humedad: si te encuentras en una zona con lluvias frecuentes, considera usar una cubierta protectora resistente al agua para mantener tu bicicleta seca. Después de cada paseo bajo la lluvia, sécala completamente para evitar la acumulación de humedad.
l Frío extremo: protege los componentes metálicos de la bicicleta del hielo y la nieve aplicando lubricante específico en las partes susceptibles a la oxidación. Presta especial atención a las cadenas, los piñones y los rodamientos.
l Secado y limpieza: después de la conducción en condiciones climáticas extremas, limpia y seca minuciosamente tu bicicleta para eliminar la suciedad y la humedad. Esto ayudará a prevenir la corrosión y el deterioro prematuro de los componentes.
l Mantenimiento regular: realiza un mantenimiento de la bicicleta más frecuente en situaciones climáticas extremas. Inspecciona los componentes con regularidad y ajusta o reemplaza las piezas que puedan haberse deteriorado más rápido.
l Almacenamiento adecuado: cuando no estés usando la bicicleta, protégela guardándola en un lugar adecuado y seco para evitar daños por la exposición prolongada a estos ambientes desafiantes.